miércoles, 1 de febrero de 2012

Maftasan, Cap. 10



Joel – Sólidamente imposible.
Mario – Tampoco tanto.
Joel – Podes querer reproducir como te trataban cuando eras chico pero no las cosas que el pibe va a vivir fuera de su casa. Es imposible recrear tu propia niñez.
Mario – Bueno, hay una parte que uno no controla, pero podes enseñarle a hacer las cosas que te enseñaron a hacer de chico.
Joel – Bueno ahí podes tener a alguien con habilidades como las tuyas, no te asegura que vaya a tener tus mismas opiniones o visión de la vida, o ni siquiera que vaya a hacer con esas habilidades lo mismo que vos. Puede cruzarse situaciones muy distintas a las que viviste vos y encontrar otras maneras de usar lo que le enseñaste a hacer. Y puede que le vaya bien como que no, haciendo eso, ponéle que, no se, tu viejo es carpintero y le fue bien haciendo mesas, pero vos te das cuenta que la gente necesita varias sillas por cada mesa entonces preferís hacer solo sillas. Pero no te termina yendo bien, porque la mayoría de la gente compra sillas de metal. Entonces empezas a hacer sillas usando metal y madera, y te llenas de plata, a vos te fue bien con lo que tu viejo te enseño, pero ya no sos solo carpintero, usas metal ahora.
Mario – Bueno, entonces podes darle las oportunidades que tuviste vos.
Joel – Yo diría capacidades, las posibilidades se las podes dar hasta cierto punto, el entorno también da o saca posibilidades.
Mario – Entonces tenés que buscar un entorno que le de las posibilidades que vos tuviste.
Joel – O cambiar tu entorno para que se las de.
Larrea – Ahí tenés un lindo lio. ¿Cómo alterarías el entorno para eso?
Joel – Y se me ocurre con política, si vos querés que tu hijo no se, tenga oportunidades laborales como las que tuviste vos hace pasar leyes que incentiven los tipos de producción que te dieron esas oportunidades laborales.
Larrea – Es una forma, pero para eso tendrías que crear una campaña política basada en la crianza de tus hijos. No es fácil llegar al podes con un ideal justificado en eso.
Joel – No bueno, tenés que buscar razones para justificar la campaña, la política no funciona anunciando todos tus objetivos. En todo caso anuncia objetivos que sean comunes a la población y concuerden con tus intereses.
Mario – Entonces no podes creerle nada a ningún político.
Joel – Y bueno, no digo que todos mientan, pero yo antes de creer o descreer analizaría bien que están queriendo hacer, y de ahí sacar un porque, no al revés.
Larrea – Es un buen análisis el inverso. Pero sigamos con el tema que veníamos, el de política para la crianza. Supongamos que logras llegar a algún puesto de poder en el área donde vivís e incentivas la producción de muebles de madera para que tu hijo sea carpintero, siguiendo con el ejemplo de antes, podes subvencionar aserraderos para que la madera sea mas barata, y subirle algún impuesto a los muebles de otros materiales. Acá veo dos problemas. Primero, suponiendo que tu hijo se meta en la carpintería de sillas, va a poder hacer sillas de madera lo más cómodo, pero cuando use metal como decís y le vaya bien va a ganar menos que antes en proporción gasto-ganancia, porque paga impuestos por muebles que no son de madera. Segundo, al dedicarte a otra profesión como es la política para que tu hijo pueda ser carpintero corres el riesgo de que tu hijo elija seguir tus pasos en el campo político y se acabo el linaje carpintero.
Mario – Oséa que tenés grandes chances de que te salga para atrás. Entonces es mejor quedarte ejerciendo tu profesión y pasársela a tu hijo enseñándole en tu casa directamente.
Joel – Si pero ahí tenés un control bastante limitado sobre como lo forma el mundo, casi nulo. Podes elegir a que colegio mandarlo, que ya de entrada no va a ser igual que tu colegio por el simple hecho de que paso tiempo.
Mario - Y podes elegir en el rango que te lo permita la plata que ganes, porque podes mandarlo a un colegio privado si te da el bolsillo, sino elegí entre los estatales.
Larrea – ¿Entonces? ¿Es posible criar a tu hijo para que salga parecido a vos?
Mario – Y no mucho parecería, algún parecido va a tener mas allá de lo físico porque convive con y aprende de sus padres y tal ves hermanos durante su infancia. Pero en un momento empieza a ser afectado por lo de afuera y ahí no tenés control alguno.
Joel – No bueno tal ves no controles que cosas vive, pero podes conversar con tu hijo las experiencias que tiene y aportarle tu punto de vista, no digo que lo vaya a adoptar pero puede que asimile algo de lo que le digas.
Mario – Si pero convengamos también que los pibes quieren hacer la suya, uno no esta siempre hablando con sus padres las cosas que vive. De hecho ningún padre debe saber todo lo que hace su hijo desde ponéle, la pre-adolescencia, uno hace cosas con sus amigos que quedan entre los amigos, si te levantas una minita no le vas a ir a contar a tu viejo che mira le dije esto y lo otro y aflojó la wacha. Y no esta mal que sea así, es hacer tu vida, buscarte un lugar en el mundo, ver que cosas podes hacer.
Joel – Es verdad, es normal que uno haga su vida en sociedad desde pequeño, pero si vos tenés un hijo. ¿No querés saber que cosas vive y como las procesa? A mi creo que me daría intriga, mas allá de que hay cosas que vivimos todos y el simple hecho de ya haberlo vivido puede hacer que tengas un saber sobre esa situación y se la pases a tu hijo para que este preparado cuando le llegue, no se, desde jugar lo mas boludo, jugar a la bolita en el recreo, tener que hacer la tarea un sábado que lo ultimo que tenés ganas es de hacer la tarea. Cosas que seguro le van a pasar, porque es normal que no tengas ganas de hacer la tarea un sábado, pero si eso te pasa siempre jamás vas a tener un sábado productivo, o la vas a pasar mal todos los sábados hasta que termines el colegio. Como padre le podes hablar del tema, ver como lo lleva, no se decirle que es mejor hacerla el sábado para tener el domingo libre, lo que sea, pero podes darle una visión más grande sobre un tema que es común y corriente. Me suena que ahí tenés más chance de que salga parecido a vos, hablando cosas triviales, teniendo una relación amistosa y hasta de debate si querés. Si no terminas con la misma imagen de siempre, de papa y mama allá arriba y los hijos abajo, no digo que este mal que los padres pongan las reglas de su hogar, pero tratar a tus hijos como personas mas que como eslabones de tu escalafón sanguíneo me parece mil veces mas productivo. Me suena que tenés más chances de que no te pase lo que le pasa al noventa porciento de la gente que conozco, que desde los trece o catorce años en adelante se distancian los padres de los hijos zarpadamente.
Mario - Ojo, esa distancia que decís puede servirte si querés que tu hijo haga su vida, ajena a la tuya, evitar tenerlo viviendo en tu casa a los treinta.

jueves, 13 de octubre de 2011

Maftasan, Cap 9




Joel – Acción reactiva, esa es una buena definición. Es como estar programado.
Mario – Como lo que decías de disciplinar la panza.
Larrea – ¿Disciplinar la panza?
Joel – Si, veníamos hablando de los horarios de comer, porque a este le da hambre a la hora que comemos todos los días en el colegio, decía que le disciplinaron la el hambre.
Mario – Yo digo que la panza se adapta a los horarios que maneja y se genera hambre.
Larrea – Como por acostumbramiento decís.
Mario – Claro.
Joel – Pero si vos no elegís a que acostumbrar la panza no te estas adaptando, te están adaptando los que eligen a que hora comes.
Mario – Bueno mi panza se adapta a los horarios que me dan para comer.
Joel – Por eso, si yo puedo manejar tus horarios te puedo acostumbrar a los que yo quiera. Si mañana por ejemplo ponen un cartel en el colegio diciendo que es obligatorio que los alumnos digan salud cuando escuchan a otro estornudar, vos te vas a adaptar a eso, y vas a terminar diciendo salud adentro y afuera del colegio.
Mario – Bueno, así nos educan.
Larrea – Bien, llegaron a la base de la formación del ser humano en sociedad.
Joel – ¿Porque formación en ves de educación?
Larrea – ¿Hay mucha diferencia?
Joel – Y si, la educación nos la dan, nos la imparten, podríamos decir, la formación es la suma de eso y las experiencias y meditaciones personales.
Larrea – Vos ves formación en el sentido general. Esta bien, definámoslo así, según esa visión no tenemos ningún control sobre la educación que recibimos.
Joel – Y sobre concretamente que información nos dan es muy escaso el control que uno puede tener, podemos ejercer control desde como lo aprendemos, como lo asimilamos.
Mario – No se si del todo tampoco, uno no elige o controla si tiene buena o mala memoria, si te aprendes mas fácil la historia del pueblo que las raíces cuadradas es porque tenés facilidad para aprender eso.
Joel – Puede ser, pero eso de algún lado sale, esa predisposición a aprender con facilidad algunas cosas.
Larrea – Ahora se puso bien interesante. ¿De donde salen las predisposiciones básicas de la gente?
Joel – ¿De los genes?
Mario – A eso súmale la niñez, uno aprende cosas en la niñez que después no se acuerda. Y ahí aprendes a moverte en el mundo.
Larrea – Es un buen comienzo esa combinación.
Joel – ¿Entonces podes criar un carpintero enseñándole en la infancia a jugar a armar casitas y muebles?
Mario – En teoría si.
Joel – Me parece muy simple. Más allá de que estemos dejando un poco de lado los genes, así uno puede criar a su hijo para que sea lo que uno quiere, sin embargo el mundo es distinto. Los hijos muchas veces no hacen lo mismo que los padres, o no tienen las mismas habilidades.
Mario – Yo dije como funciona no que todos sepan como hacerlo funcionar, o que entiendan que funciona así.
Joel – ¿Pero no seria natural que un padre quiera que sus hijos sigan sus pasos? ¿Qué busquen la manera de hacerles entender porque esta bueno vivir de esa manera?
Mario – Puede ser, pero también eso se cruza con otro pensamiento. “Que mis hijos no sufran lo que yo sufrí”. Entonces crean una niñez distinta a la que los hizo lo que son.
Joel – Vos decís que uno tiene que recrear su propia niñez en su hijo para que el hijo salga como uno.
Mario – Me parece una teoría solida.

viernes, 1 de abril de 2011

Maftasan, Cap 8



Larrea – A ver. ¿Cómo es eso?
Joel – Claro, esa costumbre apunta a crear un interés, una curiosidad, como dijo usted. Pero no obligatoriamente busca que le pregunten que lleva en el paquete, ahí crea una relación entre el que lleva el paquete y el observador. Tampoco importa realmente quien es el observador, casi se podría decir que busca generar una situación social general, cosa no tan difícil en un pueblo con una comunidad chismosa como la que tenemos acá.
Larrea – Jajajaja, que buen análisis hiciste de la situación pibe. Pero no me lo definiste todavía, me dijiste las cualidades del acto en si nada más.
Joel – No siempre es útil definir inmediatamente las cosas, de hecho es muy probable que uno se equivoque si hace eso.
Larrea – Uno que te define enseguida y otro que se niega a definir hasta que tiene toda la información, son un dúo peligroso ustedes dos.
Mario – Y será por eso que nos la pasamos discutiendo.
Joel – Tal ves, pero esto del papel, puede que este bien definirlo como costumbre y no como modal, pero es una línea muy delgada. Las dos son formas de actuar que implican dos personas, ninguna de las dos busca obligatoriamente una respuesta o una reacción y las dos sirven solamente en una relación social. Porque convengamos que si nadie ve que el libro esta en papel madera el efecto es nulo, por eso si uno envuelve un libro esta casi obligado a llevarlo en la mano.
Larrea – Esta bien, ahí encontraste otra condición de la costumbre. Es cierto eso que decís, si nadie lo ve no sirve, al igual que si un modal no tiene receptor no sirve. Pero una costumbre no es algo que obligatoriamente necesite ser visto.
Mario – Pero termina siendo visto igual, lo que uno haga en su tiempo de alguna forma se termina viendo en sus relaciones.
Joel – Depende que costumbres, si yo me lavo las manos después de ir al baño no creo que se vea en mis relaciones, es algo que elijo hacer mas allá de mi relación con otros.
Mario – No bueno, si se ve, la gente que sabe que fuiste al baño ve que tardas mas en el baño ponéle. No se te ve a vos lavándote las manos, pero ven el resultado.
Joel – Si, pero no el acto. Lo que tienen los modales es que se ve tu acción.
Mario – Bueno esta bien, pero se ve que no tenés las manos sucias.
Joel – Bueno, se ven los resultados de las costumbres, aunque puede pasar que no se vea también. No todo el mundo observa detalles como que tan limpias tenés las manos.
Larrea – Oséa que no es obligatorio que se vean los resultados de las costumbres, pero. ¿Es obligatorio que se vean las acciones de los modales?
Joel – No se si obligatorio, porque existe la posibilidad de que no sean vistos, pero es una acción que apunta a que la vean.
Mario - ¿Decís que la gente es educada porque quiere que la vean?
Joel – Y puede ser, si vos gritas y aplaudís cuando llegas es porque querés que te vean.
Mario – Si pero no siempre es así, a veces te van a ver de todas maneras seas educado o no.
Joel – Ahí es cien porciento modal.
Larrea – Estaba pensando a todo esto ¿Por qué un modal no es una costumbre?
Joel – Y, porque, un modal es para dar una imagen ante otra persona, una costumbre va mas allá de otras personas.
Larrea – Esta bien, pero eso es mas una condición que una razón de ser o un objetivo de la acción. Ambas son acciones que uno elige reproducir o no. Ambas se originan en tu formación personal, porque mas allá de que te quieran educar elegís si lo haces o no. Oséa que ninguna de las dos es una reacción a algo externo, son acciones las dos, pero creo que costumbre abarca muchas cosas, entre ellas los modales.
Mario – Tienen cosas en común si, pero hay modales que son reacciones, como decir salud cuando alguien estornuda, o cosas así.
Larrea – No todo el mundo dice salud cuando alguien estornuda.
Mario – Igual, sin la acción estornudo no hay razón para decir salud.
Larrea – Esta bien, pero sigue siendo una acción, acción reactiva podes decirle si querés, por qué nace de una formación tuya. Todas las acciones dependen de un entorno que da la posibilidad para que se den.

lunes, 10 de enero de 2011

Maftasan, Cap 7




Larrea - ¿Siempre pensás tanto en la reputación que tenés?
Joel – Es algo bastante importante, si vos sabes que la gente tiene cierta imagen de vos sabes que puede estar de tu lado en determinadas situaciones.
Larrea – Asique sos vos el estratega
Mario – Es terrible este, todo tiene que tener una utilidad o una razón de ser para el, sino no se mueve.
Joel – Prefiero ser así y no como vos que te movés solamente cuando hay comida involucrada o cuando podes faltar al colegio.
Larrea – Me parecía que era temprano para ver gente tan joven dando vueltas. ¿Faltaron por algún motivo en especial?
Joel – Fernando dejó el pueblo hoy.
Larrea – No me digas. Duró menos que el padre, ese es un linaje de curiosos, tanto el padre como el hijo, una ves que encontraban algo que les interesaba no paraban hasta saber todo al respecto. El abuelo de Fernando era igual, iba al colegio conmigo, también dejo el pueblo, tenia creo que veintiocho años cuando se fue, dejando a su mujer y su hijo de cuatro años.
Mario – Parece que no se escapa de la herencia, como decíamos hoy.
Joel – Anda preparándote para pasarte tus días en el puesto de diarios entonces.
Mario – Ja ja, muy gracioso lo tuyo. Preparáte para pasarte la vida cortando madera entonces.
Larrea – ¿Les molesta el linaje que heredaron?
Mario – No, supongo que no es tan grave, en el peor de los casos se que voy a tener trabajo asegurado si me toca heredar.
Joel - ¿Y porque no te tocaría heredar?
Mario – Muchas razones, uno puede simplemente elegir trabajar de otra cosa. Como tu hermano que no lo veo muy carpintero que digamos.
Joel – Se. ¿Por qué será que el no heredo ese lado?
Larrea - ¿Qué hace tu hermano?
Joel – Quiere ser maestro de karate, se mata entrenando a la mañana y trabajando de mozo a la tarde.
Larrea – Apuesta difícil para este pueblo la del karate, acá la mayoría apenas tiene ganas de trabajar menos de entrenarse.
Joel – Si, yo le digo que va a ser mozo toda la vida, pero dice que no le importa, mientras pueda hacer lo suyo parece que no le molesta trabajar de otra cosa.
Mario – Vive en las nubes tu hermano, para vivir con lo que se gana de mozo en este pueblo va a tener que pasarse todo el día trabajando, o vivir con sus viejos el resto de su vida.
Joel –Y de última te ahorra el geriátrico cuando haya que mandarlos.
Larrea – ¿Hasta tu familia la pensás como estrategia?
Joel – Un poco, uno tiene que ser consciente de los elementos que tiene a su favor si quiere que le vaya bien. Como dice Sun Tzu, sopesa la situación antes de efectuar movimiento alguno.
Larrea – Ya me imaginaba que ese libro te habría gustado. ¿El Tao lo leíste?
Joel – No.
Larrea – Lo debo tener por acá en esta biblioteca, a ver.
Acto seguido, Don Larrea deja su asiento y su plato sorprendentemente vacio tras tan poco tiempo y se dirige a la biblioteca. Tras ojearla unos segundos saca un pequeño libro corroído por los años, y vuelve a la mesa.
Larrea – Toma, te lo presto. Traémelo cuando lo termines.
Joel – ¿Envuelto en papel madera?
Larrea – Esa es una costumbre que podes adoptar si querés, un modal distinto digámosle.
Mario – Eso no se si califica como un modal.
Larrea - ¿Por qué no? ¿Qué es un modal para vos?
Mario - Y, una forma amable de relacionarse con la gente digamos.
Larrea – Osea que para ser modal, necesita si o si que haya dos personas implicadas.
Mario – Claro, uno no puede ser educado con la nada.
Joel – En la mayoría de los modales puede ser, pero hay excepciones.
Mario – Vos siempre poniéndome un palo en la rueda. ¿Qué excepciones se te ocurren a ver?
Joel – Y por ejemplo tu modal de anunciarte cuando llegamos acá, si don Larrea no estaba estarías siendo educado con la nada.
Mario – Y pero no tenia forma de saber si estaba o no, se llama ser precavido.
Joel – Sigue siendo un modal hacia la nada. Estas siendo educado con nadie en ese caso.
Mario – Bueeeeeeno, está bien, si te deja contento estaría siendo educado con la nada, pero no es lo que pasó.
Joel – Si existe la posibilidad de que tu definición sea incorrecta, es incorrecta.
Mario – Siempre blanco o negro vos, no me tiras un gris ni que te maten.
Joel – El gris es indefinido, pero claro me olvidaba que vos sos un indefinido. María lo probó.
Mario – Calláte gil, Siempre bardeando vos, no se puede tener una conversación tranquila que ya empezás a discutir al pedo.
Joel – No es al pedo, discuto lo que no me parece.
Mario – Y justamente todo lo que digo no te parece.
Joel – No todo, pero soles tirar definiciones de cosas sin fijarte antes que tan acertadas son. Yo simplemente te muestro los puntos que no viste, que justo suelen ser los que prueban que esta mal tu definición.
Larrea – Entonces díganme ya que están definidores. ¿Como calificarían el envolver cosas en papel madera?
Mario – Yo diría una costumbre, algo que una persona hace mas allá de la relación entre lo que hace y los demás.
Larrea – Pero estamos hablando de algo que se hace justamente por la relación con los demás, mas allá de que no sea una relación directa.
Mario – Entonces una costumbre que nació de la relación social.
Larrea – Casi, pero tampoco. La costumbre nació para afectar a la sociedad.
Joel – Yo no se si diría para afectar a la sociedad, porque sigue siendo una relación entre dos personas, una que no implica contacto entre las partes que se relacionan.

viernes, 31 de diciembre de 2010

Maftasan Cap. 6



Una ves armados con platos, cubiertos, vaso y pan, se sentaron en la mesa mientras Larrea traía una fuente humeante con la carne. Tras servir y brindar con jugo de limón azucarado, empezaron los comensales su almuerzo.
Larrea – Vi que venían discutiendo algo cuando entraban ¿Que se trae entre manos la juventud?
Mario – Veníamos hablando de la utilidad de los modales.
Larrea - ¿Utilidad? Muy estratega lo tuyo pibe.
Mario – No, no digo útiles para mí, digo utilidad para la sociedad.
Larrea - ¿Y en que decís que son útiles para la sociedad?
Mario – Y sirven para que se den fácilmente las relaciones entre la gente, así mejoran las condiciones sociales.
Joel – Baja un cambio, te dije que las condiciones sociales no son eso, que la gente sea educada con los demás.
Larrea – ¿Vos decís que los modales no son útiles a la sociedad?
Joel – No completamente, hay cosas como dejar pasar a una señora o una mina, que esta bien de ultima porque le podes encontrar una razón de ser mas allá de simplemente ser educado. Pero los que son simplemente para parecer educado, como anunciarse cada ves que entras en algún lado, o saludar personalmente a las treinta personas cuando llegas tarde a la cena de navidad, que no son justamente útiles.
Mario – Tampoco te cuesta nada saludar, o avisar que venís.
Joel – Que no te cueste nada no significa que no sea inútil, como vos.
Mario – Calláte vos mensajero. La única utilidad que tenés en la vida.
Joel – Y vos ¿Qué utilidad tenés?
Larrea – Bueno ya, venia bien la cosa, no la caguen. Puede ser que haya modales útiles y modales inútiles, pero para saber si son o no tal cosa tenemos que ver en que le son útiles a la sociedad estas formas de comportarse.
Mario – Y es como decía yo, mejoran las condiciones sociales. Piénselo ¿Qué es la sociedad? Un grupo de gente que se relaciona. Las condiciones sociales son las condiciones en que se relaciona este grupo, si esas relaciones se dan con comportamientos amables y demostrando una educación, se dan mas fácil, mas placenteramente digámosle.
Joel – Esta bien, ahí tenés un punto, pero vos no ves que para que ese grupo de gente se relacione, se tienen que dar otras cosas antes. Primero tenés que ver donde se relaciona ese grupo de gente. Si tenés que estar todo el día cosechando y una vez a la semana te relacionas con gente para venderle lo que cosechaste y comprar lo que necesites, no te van a importar mucho los modales del que te compra. Vos querés que la relación social te de lo que necesitas para sobrevivir. Después te queda la otra mitad de las relaciones, con amigos, familia y de pareja. Cuando estas con amigos no necesitas modales, por lo menos nosotros no. Con familia, alguna que otra salvedad podes hacer, pero son modales que salen de una estructura familiar justamente, de un orden de importancia, casi que de llegada. También esta la relación de pareja que tiene sus modales, pero es algo bastante personal entre la pareja, si bien los dos vienen de un ámbito social con sus educaciones, pueden o no respetar los modales sociales esos que te gustan tanto. Lo único que te queda, son las relaciones aleatorias, te chocaste una vieja que venia de hacer las compras y le levantas las compras, eeeeh, no sé, te pedís un auto para ir a algún lado, esas conversaciones con gente desconocida que sabes va a seguir siendo desconocida. En esas que te muevas con modales o no, cambia poco a la sociedad, nadie va a cambiar su voto porque vos no le levantas el changito a la vieja.
Mario – Bueno, pero si vos le levantas el changito, la vieja se va contenta. Sino se va recaliente y eso puede afectar la siguiente relación que tenga la señora, y esa otra entre otras dos personas y le metiste mala onda al día de tres personas mínimo, por un changuito.
Ahí los modales te afectan a la sociedad.
Joel – Esta bien, afectan, pero no veo utilidad.
Mario – La utilidad esta en que si esa señora va a comprar media docena de huevos a la verdulería y es copada, tal vez le tiran un par más de onda. Si es mala onda seguro que no.
Joel – Osea que si yo soy educado con las personas, ellos tienen mas probabilidades de éxito en sus tareas de supervivencia.
Mario – Jajaja ponéle
Joel – En ese caso yo debería ser educado con la gente que me interesa que le vaya bien solamente.
Mario – Y si, podes ser un ortiva con todo el mundo que no te cae bien.
Joel – No va por ahí, no te olvides que más allá de la sociedad esta la supervivencia, y si yo quiero que sobreviva la gente que me interesa me conviene reducir las chances de los que no.
Mario – Hmm, mmsemm... perom
Joel – Traga primero, maleducado.
Mario – Si. Muy buena la carne don.
Larrea – Gracias pibe, pero volviendo al tema, ahí ya le encontraste una utilidad a los modales.
Joel – Puede ser, modales de supervivencia.
Mario – Es muy cínico eso, todo para tu supervivencia, a veces podes hacer algo bueno por alguien que no conoces sin pensar en que ganas con eso.
Larrea – Sos un alma caritativa veo.
Mario – Je un poco puede ser.
Joel – Mientras tengas la panza llena sos caritativo, gordo.
Mario – Na, siempre soy caritativo, no con vos porque sos un ingrato.
Joel – Yo pago todas mis deudas.
Mario – Si pero podes decir gracias además de devolver lo que debes, maleducado.
Joel – Bueno, ahí tenés los modales que no me interesan ves. Yo prefiero que la gente sepa que si me presta algo se lo voy a devolver a que sepan que les voy a dar las gracias.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Maftasan Cap. 5



Una vez pasado el campo de maíz ya se vislumbraba la residencia Larrea, también se veía un cumulo de nubes que había avanzado bastante y amenazaba con diluviar en cualquier segundo. Una residencia modesta en la zona de cultivos, rodeada por algunas granjas algo separadas entre si. Una modesta casa de un color amarillo pálido y descascarado, despedía un aire de nostalgia, 25 pasos a la izquierda yacía un galpón de unos diez metros de largo y entre seis y siete de ancho, oxidado por años de clima húmedo.
Al llegar al portón, casi como un reflejo, Mario aplaudió dos veces, al tiempo que Joel desenroscaba una soga que lo mantenía cerrado.
Joel - ¿Qué haces?
Mario – Llamo a ver si hay alguien, vos que haces abriendo de una.
Joel – Te dije que ya me conoce, además tampoco venimos a robar nada, tenemos que dejar esto y nos vamos, no hace falta hablar con nadie. Dale entrá que cierro.
Mario – No seas bestia, es de buena educación saludar al dueño de casa cuando se visita la casa.
Joel – Muy elocuente lo tuyo.
Mario – Me educaron para ser un caballero, las reglas de cortesía son la base de la sociedad. No como vos que no pedís permiso para nada.
Joel – Tampoco para nada, pero no pierdo el tiempo con modales que no sirven para nada más que para tener modales.
Mario – No es solo para tener modales, es lo que se llama cortesía social. Hace que sea más placentero ser de esa sociedad.
Joel – Eso no es lo que hace que sea más placentero ser de una sociedad o de otra, las condiciones sociales en las que vivís son las que hacen eso. La facilidad para trabajar, estudiar, usar espacios públicos, cosas así, no tener modales.
Mario – También eso, pero todo eso se da o no depende de cómo se relaciona la gente de esa sociedad. Y para eso son los modales, para que las relaciones se den correctamente.
Joel – ¿Correctamente? Bancáme que dejo esto.
Una vez re-enroscada la soga y recorrido el camino del portón a la casa, Joel se adelanta en dirección al buzón a la derecha de la puerta. Pero se detiene al pisar el segundo de los cuatro escalones hacia la entrada, viendo que la puerta de la casa se abre y un hombre mayor, Don Larrea, sale a su encuentro.
Larrea – Pero mira quien vino a visitarme, el cadete oficial de los vagos y trajiste un compañero hoy.
Joel – Buen día don Larrea, le traigo un paquete de parte de Rubén.
Mario – Buen día.
Larrea – A ver que me traés.
Ya estando los tres en la puerta de la casa, Joel extiende la mano con el libro. Larrea toma el paquete e inmediatamente rompe sin mucho cuidado el papel madera, descubriendo la primer página de un libro que perdió su portada hace mucho.
Larrea – Ah, mira vos. Este libro yo se lo había prestado a Fernando ¿Me decís que te lo dio Rubén? Se ve que estuvieron teniendo sus propios intercambios esos dos. Que peligro la juventud de estos días.
Mario – Disculpe don Larrea ¿Le puedo hacer una pregunta?
Larrea – Dos.
Mario - ¿Por qué tanto misterio con estos libros? Con eso de mandarlos empaquetados y todo.
Larrea – ¡JA! ¿Te pico el bichito de la curiosidad?
Mario – Un poco, si.
Larrea – Justamente esa es la razón.
Mario – ¿Darme curiosidad es la razón?
Larrea – Exactamente.
Mario – ¿Tan importante es mi curiosidad?
Larrea – No es tu curiosidad en particular la que me interesa. Es la curiosidad social, es plantar una duda, crear un objetivo, desviar las miradas por unos segundos hacia lo desconocido. Pero mejor sigamos adentro que nos vamos a mojar acá afuera. ¿Ya comieron? Estoy preparando un cacho de carne, hay suficiente para tres si no les importa comerla sin papas.
Decía entrando nuevamente en la casa.
Mario – Mira que suerte la nuestra, yo pensando que hoy iba a pasar hambre.
Joel – Dale gordo entra, no sea que hagas dieta un día.
Así también ellos se adentran en la casa
Mario – Permiso.
Contrastando con la imagen deteriorada que despedía la fachada, el interior estaba increíblemente limpio y ordenado. Se encontraban en una sala de estar espaciosa, con una larga mesa en la pared opuesta a la puerta de entrada, una biblioteca ocupaba más de la mitad de la pared izquierda. A la derecha había dos puertas, una pegada a la pared de la puerta de entrada, que entreabierta dejaba ver la cocina, y otra casi en el medio, cerrada. Entre ambas cinco estantes atiborrados de libros y una estatuilla de la Venus de milo convertida en lámpara con cinta de aislar como principal herramienta. La única ventana de la habitación estaba casi pegada a la puerta de entrada.
Desde la cocina se escucha a Don Larrea.
Larrea – Vengan, agárrense un par de platos y lo que necesiten para la mesa.

viernes, 23 de julio de 2010

Maftasan, cap 4



Tras bajar las escaleras y atravesar la puerta de salida, comienzan su trayecto hacia la residencia Larrea. Hay unas nueve cuadras hasta la puerta del norte, era prácticamente la otra punta del pueblo.
Mario – ¿Donde queda lo del Larrea este?
Joel – Es al norte, después de que termina el maíz ponéle medio kilómetro mas.
Mario – ¿Que? Es un buen rato caminando. Es terrible este pibe le das la mano y te agarra hasta el cuello.
Joel – Nadie dijo nunca que fuera cerca, que vos no sepas donde vive la gente es tu problema.
Mario – No puedo ocupar mi mente con las direcciones de todo el pueblo, tengo cosas mas importantes en que pensar.
Joel – Si, seguro…. Seguro se están gestando las respuestas a todos los problemas de la sociedad en esa cabeza.
Mario – Calláte gil.
Tras caminar una cuadra y media, doblan a la derecha, avanzando las nueve cuadras que los separan de la puerta de salida a la zona de cultivos.
Mario – ¿Nos dará de comer este Larrea? Sino entre que vamos y volvemos no comemos más. Ya pescar no es una opción, si llegas después de la una podes terminar comiendo a las cuatro de la tarde.
Joel – Acabas de comer el desayuno, no paso ni media hora y ya estas pensando en almorzar gordita, no te va a entrar el bikini en el verano.
Mario – Cerrá el orto, yo como por horario no según hace cuanto comí. A las doce y media mi panza sabe que es la hora de almorzar y a mi me da hambre, y punto.
Joel – Eso es ahora porque en el colegio comes a esta hora.
Mario – Exacto, tengo la panza disciplinada.
Joel – Entonces no importa a que hora comas, podes disciplinarla como quieras.
Mario – No fui yo el que la disciplino fue el colegio, ahora es tarde para cambiarla, quiero comer. Podría comprar un sándwich por acá.
Joel – Entonces la panza que te disciplinaron te domina a vos, te disciplinaron a vos gil no a la panza.
Mario – Cerrá el orto.
Joel – Además no tiene sentido ese horario nadie mas come a esa hora.
Mario – El resto del mundo puede comer cuando quiera, yo tengo hambre ahora.
Joel – ¿Conoces a alguien que haya terminado el colegio y coma a las doce y media?
Mario – No, ¿Y?
Joel – Y que entonces no tiene sentido que te acostumbres a comer tan temprano, si el resto de tu vida vas a comer mas tarde.
Mario – Puedo volver a disciplinar la panza.
Joel – Vos no creo, en todo caso alguna oficina, que ejerza su disciplina en vos.
Mario – Cerrá el orto, yo puedo disciplinar mi panza como quiera, ahora elegí este horario porque me cierra con lo que hago todos los días.
Joel – Seguro, si mañana nos corren el horario del almuerzo a la una te van a acostumbrar a la una, y ya.
Mario – En todo caso yo me voy a acostumbrar.
Joel – Pero no sos vos el que controla el horario gil, te están disciplinando a vos, si querés creéte que sos vos pero vos no controlas nada.
Mario – Vos no entendés nada, yo me adapto a lo que me presentan
Joel – Masomenos, si es así ¿Porque tenés hambre ahora?
Mario – Y, porque me adapte a este horario, no es instantánea la adaptación ¿No leíste nada de Darwin vos pibe? Las especies tardan milloooones de años en...
Joel – (interrumpiendo) Callaaaate gil, dale anda a comprarte algo al almacén ese, que una ves que pasemos la puerta no hay nada más. Compráme uno ya que vas.
Mario – Viste que hay hambre, te la das de groso pero sos el mas educadito, gil.
Joel – Me diste hambre vos de tanto hablar de comer.
Así Mario entro en el último local de la cuadra anterior a la puerta de salida del pueblo, después quedaba media cuadra de depósitos y casas abandonadas hace mucho tiempo, ahora tapiadas en puertas y ventanas. Esta salida era bastante más grande que la del oeste por la que se había ido Fernando. Una calle de asfalto de dos manos la atravesaba, por la que grandes cargamentos de alimento eran traídos desde las nueve de la mañana. A esta hora ya no circulaban alimentos sino camiones con obreros, maquinaria o vendedores de palas y demás artículos de cultivo que salían rumbo a las zonas de cultivo.
Tras cruzar una última calle estarían cruzando el gran portón que casi nunca se cerraba, la única con esta cualidad. Y así avanzaron comiendo su almuerzo al paso, tras pasar la puerta doblaron a la izquierda avanzando unos cuatrocientos metros hasta el camino que bordea la plantación de maíz. Por dicho camino tenían 2 kilómetros todavía, por suerte el clima los acompañaba, aunque unas nubes se veían asomando por el oeste.
Mario - Panza llena corazón contento
Joel – Panza obediente tenés que decir vos.
Mario – Panza adaptable.
Joel – Panza educada.
Mario – Ya fue.
Joel – Se.
Mario – Que raro que haya mandado el libro envuelto en papel. Es un libro nada más
Joel – Eso lo saco de Fernando, decía que no era buena idea que se vea todo lo que circula por el pueblo, pero que hay que mostrar que circula algo que no se ve. Decía que para darle de que hablar a las viejas.
Mario – Si, justo lo que más le importaba a Fér eran las viejas, justo. Te estaba delirando.
Joel – No se, siempre que mandaba o llevaba algo escrito lo envolvía o metía en un sobre así de papel madera.
Mario – Nunca vi que le mande nada a nadie.
Joel – A mi me hizo llevarle cosas varias veces. Mas que nada libros, y varios a este Larrea.
Mario – ¿Que sos el pibe de los mandados de medio pueblo vos?
Joel – Sera que la gente sabe que cumplo con las entregas, lo bueno es que varias personas me deben favores, contándote a vos.
Mario – ¿Qué te debo yo? ¡Ladrón!
Joel – María Fernanda Algodabar
Mario – Aaaahhh, eso no es nada, ni siquiera le saque un beso, eso no es un favor.
Joel – No es mi culpa que no sepas hablar con una mujer, vos quisiste el encuentro y yo lo arregle, me debes un favor, punto.
Mario – Ta bien, ta bien. Che ¿Y este Larrea que onda? Vos lo conoces ¿no?
Joel – Apenas, casi nunca está, tiene un cajón al lado de la puerta para que le dejen cosas cuando le llevan algo. Una sola ves lo vi, y apenas hable.
Mario - ¿Osea que no sabemos nada del señor este?
Joel – Nop. Yo le pregunte a alguno que otro del pueblo y todos te dicen, aaaahhh si, el que vive allá pasando el maíz. Pero dudo que alguien sepa algo más que eso.
Mario – A Rubén hay que preguntarle.
Joel – Le pregunte, pero hace bastante ya, cuando Fér le mandaba libros.
Mario – ¿Y Fér de donde lo sacó?
Joel – Creo que el viejo de Fér lo conocía a Larrea. Y cada tanto iba a la casa a cenar.
Mario – ¿Este viejo no será el que los convence de irse no?
Joel - No creo, pero si Rubén se pega el palo puede que tengas razón.
Mario – Me parece que no le voy a dar mucha bola, me suena a viejo loco de entrada.
Joel – Vos porque sos medio gil y cualquiera te convence de cualquier cosa. Si ni siquiera elegís a que hora comes.
Mario – Ah claro, porque vos si elegís a que hora comes todos los días.
Joel – Touché.